Distinció per la Defensa dels Drets i Llibertats Constitucionals

Introducción

Introducción

El 31 de octubre de 1978 las Cortes constituyentes aprobaron el texto de la Constitución que después fue ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978.

La Constitución española de 1978 nació con la vocación, expresada en su preámbulo, de garantizar la convivencia democrática y consolidar el Estado Social y Democrático de Derecho; también con el compromiso de garantizar el ejercicio de los derechos y libertades individuales y colectivos y de defender las culturas, lenguas e instituciones de todos los pueblos que viven en un territorio común, a los cuales, en su artículo 2, reconoce el derecho a la autonomía.

El consenso alcanzado con el pacto constitucional de 1978 fue un triunfo colectivo, porque su elaboración se llevó a cabo desde el pluralismo político, en un esfuerzo de concordia y amistad civil que buscaba acabar definitivamente con el estigma de la división y enfrentamiento que había asolado la historia española del siglo pasado. La Constitución española, y especialmente su proceso de debate y formulación, nos enseñó a matizar, a aceptar las razones del otro, y a entender las discrepancias como diversidad.

Es evidente que la Constitución ha experimentado el impacto de cambios sociales muy importantes, y que hay propuestas más que fundadas sobre la conveniencia de actualizar el texto constitucional, en especial cuando la crisis económica ha puesto en entredicho la actuación de los poderes públicos para satisfacer los mismos valores establecidos en la Constitución: la libertad, la igualdad, el pluralismo y la dignidad de la persona. Cualquier cambio, no obstante, no puede olvidar la parte positiva de una experiencia, ni la aceptación tranquila de elementos básicos de la cultura constitucional asumidos por el pueblo valenciano, por el pueblo español por primera vez en la historia.

Con la conmemoración del día de la Constitución española en Alicante, y con la creación de una distinción, de carácter honorífico, en reconocimiento de una acción o de una trayectoria en defensa de los derechos y libertades públicas, de los valores constitucionales, democráticos y de convivencia, se pretende rendir tributo a aquellas personas e instituciones que hayan destacado en la lucha por los derechos, libertades y deberes que recoge el título I de la Constitución como condición para el ejercicio plural de la acción política, que ha de ser, sobre todo y en primer lugar, acción ciudadana.

Y no es casual la elección de Alicante para hacerla sede de la celebración de los actos de conmemoración de la Constitución española, porque si la Constitución española significó la erradicación del centralismo político, la vertebración de la Comunitat Valenciana exige, en la misma línea, la presencia de nuestras instituciones y de nuestros representantes a lo largo de todo nuestro territorio. En Alicante concluyó la Guerra Civil. En su puerto, al borde del mar Mediterráneo, comenzó el éxodo de miles de personas que habían luchado por los valores democráticos. Alicante simbolizó dramáticamente el inicio de la larguísima dictadura que solo concluiría con el intento serio y honrado de reconciliación y afirmación de derechos que supuso la Constitución de 1978.